ROMA (AFP).- El papa Benedicto XVI recibió ayer por primera vez en audiencia privada, en el Vaticano, al presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, con quien firmó un importante acuerdo sobre el estatuto de la Iglesia Católica en Brasil. Durante el encuentro de casi media hora, que el Vaticano calificó de "cordial", el Papa le agradeció públicamente a Lula por la firma del acuerdo, que mantiene la enseñanza de la religión en las escuelas públicas.
En general, la conversación se centró en las "políticas sociales" encaminadas a "mejorar las condiciones de vida de tantas personas que viven aún en la inadaptación y la marginación".Asimismo, el Papa instó a "favorecer el papel fundamental de la familia en la lucha contra la violencia y el deterioro social".Durante la reunión se subrayó además, añade el comunicado, "la colaboración entre la Iglesia y el Estado para promover los valores morales y el bien común no sólo en Brasil, sino también a favor de África".La audiencia sirvió a ambos para recordar la visita que Benedicto XVI hizo a Brasil en mayo del año pasado con ocasión de la V Asamblea General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida.Tras recordar esta visita, Lula invitó de nuevo al Pontífice a visitar Brasil, a lo que Benedicto XVI contestó: "Esperemos".También el Papa agradeció a Lula durante el encuentro la firma, que se produjo después, del acuerdo entre Brasil y el Vaticano que regulará algunos aspectos jurídicos de la Iglesia católica en este país."Muchas gracias por el acuerdo que se va a firmar después", dijo el Papa al recibir al mandatario brasileño.Una firma, que según explicó el nuncio apostólico en Brasil, Lorenzo Baldisseri en declaraciones a Radio Vaticana, defiende "la personalidad jurídica de la Iglesia para el pleno desarrollo de su misión apostólica y pastoral".Lula llegó acompañado al Vaticano por una delegación formada por once personas, entre ellas su mujer Marisa Letícia da Silva, que estaba tocada por una mantilla negra; el ministro de Exteriores; Celso Amorim; el ministro de Defensa, Nelson Jobim y la ministra brasileña de la Presidencia, Dilma Rousseff.Tras las tradicionales presentaciones del séquito, Lula regaló a Benedicto XVI una colección de estatuas de típica cerámica brasileña, que dijo representaban "las familias que emigran por necesidad del norte al sur de Brasil".El Papa regaló a Lula la tradicional pluma de escribir con la que obsequia a los jefes de Estado y de Gobierno y la colección de medallas de su Pontificado.Tras este encuentro, Lula tiene previsto viajar desde Roma a Washington, donde el sábado se reunirá con los líderes del G20.
En general, la conversación se centró en las "políticas sociales" encaminadas a "mejorar las condiciones de vida de tantas personas que viven aún en la inadaptación y la marginación".Asimismo, el Papa instó a "favorecer el papel fundamental de la familia en la lucha contra la violencia y el deterioro social".Durante la reunión se subrayó además, añade el comunicado, "la colaboración entre la Iglesia y el Estado para promover los valores morales y el bien común no sólo en Brasil, sino también a favor de África".La audiencia sirvió a ambos para recordar la visita que Benedicto XVI hizo a Brasil en mayo del año pasado con ocasión de la V Asamblea General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida.Tras recordar esta visita, Lula invitó de nuevo al Pontífice a visitar Brasil, a lo que Benedicto XVI contestó: "Esperemos".También el Papa agradeció a Lula durante el encuentro la firma, que se produjo después, del acuerdo entre Brasil y el Vaticano que regulará algunos aspectos jurídicos de la Iglesia católica en este país."Muchas gracias por el acuerdo que se va a firmar después", dijo el Papa al recibir al mandatario brasileño.Una firma, que según explicó el nuncio apostólico en Brasil, Lorenzo Baldisseri en declaraciones a Radio Vaticana, defiende "la personalidad jurídica de la Iglesia para el pleno desarrollo de su misión apostólica y pastoral".Lula llegó acompañado al Vaticano por una delegación formada por once personas, entre ellas su mujer Marisa Letícia da Silva, que estaba tocada por una mantilla negra; el ministro de Exteriores; Celso Amorim; el ministro de Defensa, Nelson Jobim y la ministra brasileña de la Presidencia, Dilma Rousseff.Tras las tradicionales presentaciones del séquito, Lula regaló a Benedicto XVI una colección de estatuas de típica cerámica brasileña, que dijo representaban "las familias que emigran por necesidad del norte al sur de Brasil".El Papa regaló a Lula la tradicional pluma de escribir con la que obsequia a los jefes de Estado y de Gobierno y la colección de medallas de su Pontificado.Tras este encuentro, Lula tiene previsto viajar desde Roma a Washington, donde el sábado se reunirá con los líderes del G20.
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