La Cumbre Financiera del G-20 comenzó anoche con el desafío de reformar el sistema financiero, en un clima de preocupación ante el agravamiento de los problemas económicos en Estados Unidos y Europa. El encuentro inició con una cena en la Casa Blanca y tendrá su plato fuerte hoy con las sesiones plenarias en las que se hablará de cómo afrontar la actual crisis financiera, y qué medidas tomar para evitar otras en el futuro. Al término de la cumbre, el G-20 emitirá un comunicado con los acuerdos alcanzados en esta primera reunión de jefes de Estado, a la que le seguirá otra nueva que se podría celebrar a finales de febrero o principios de marzo en el Reino Unido.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo ayer que los líderes del Grupo de los Veinte (G-20) están determinados a arreglar los problemas que han llevado a la “turbulencia” económica. Bush destacó el alto grado de coordinación entre las potencias mundiales, en una breve intervención durante la cena que ofreció a los miembros del grupo, más España, Holanda y República Checa. Diferencias El G-20 se ha tornado como un grupo heterogéneo que ha expresado diversos intereses, por lo que se corre el peligro de que la cumbre se desintegre en un festival de recriminaciones sobre quién tiene la culpa de los destrozos, según los expertos. Algunos de los participantes han pedido una redefinición del sistema financiero mundial y han criticado el capitalismo con sello estadounidense. En cambio, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, afirmó ayer en un mensaje radial que “la intervención gubernamental no es una cura para todo”. Pese a las discrepancias, parece probable que los participantes en la cumbre se pongan de acuerdo en una serie de principios que guíen los cambios en el entramado financiero y que marquen una nueva reunión. Una de las ideas que ha ganado fuelle es la creación de un “colegio de supervisores”, un ente que agrupe a representantes de las agencias de regulación para vigilar a los principales bancos del mundo. El resultado más tangible de la cumbre probablemente será un aumento de las contribuciones al FMI. Compás de espera en bolsa La Bolsa de Nueva York cerró ayer con un descenso del 3,82 por ciento en el índice Dow Jones de Industriales, ante la fuerte caída de las ventas minoristas en octubre en Estados Unidos y a la espera de los resultados de la cumbre del Grupo de los Veinte. El índice Dow Jones de Industriales, el más importante de Wall Street, bajó 337,94 puntos (3,82 por ciento), hasta las 8.497,31 unidades, tras una sesión muy volátil en la que llegó a descender un 4,78 por ciento y a subir un 0,99 por ciento. Analistas dijeron, sin embargo, que el mercado no espera que salga nada sustancial de la cumbre del G-20, en la que no participará el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama. Al pesimismo de Wall Street contribuyeron los datos difundidos por el Departamento de Comercio, que informó de que las ventas minoristas en Estados Unidos registraron en octubre una reducción sin precedentes del 2,8 por ciento, con caídas en el comercio de automóviles y combustibles. El dato parece apuntar a una contracción sustancial de la economía de EEUU en el cuarto trimestre.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo ayer que los líderes del Grupo de los Veinte (G-20) están determinados a arreglar los problemas que han llevado a la “turbulencia” económica. Bush destacó el alto grado de coordinación entre las potencias mundiales, en una breve intervención durante la cena que ofreció a los miembros del grupo, más España, Holanda y República Checa. Diferencias El G-20 se ha tornado como un grupo heterogéneo que ha expresado diversos intereses, por lo que se corre el peligro de que la cumbre se desintegre en un festival de recriminaciones sobre quién tiene la culpa de los destrozos, según los expertos. Algunos de los participantes han pedido una redefinición del sistema financiero mundial y han criticado el capitalismo con sello estadounidense. En cambio, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, afirmó ayer en un mensaje radial que “la intervención gubernamental no es una cura para todo”. Pese a las discrepancias, parece probable que los participantes en la cumbre se pongan de acuerdo en una serie de principios que guíen los cambios en el entramado financiero y que marquen una nueva reunión. Una de las ideas que ha ganado fuelle es la creación de un “colegio de supervisores”, un ente que agrupe a representantes de las agencias de regulación para vigilar a los principales bancos del mundo. El resultado más tangible de la cumbre probablemente será un aumento de las contribuciones al FMI. Compás de espera en bolsa La Bolsa de Nueva York cerró ayer con un descenso del 3,82 por ciento en el índice Dow Jones de Industriales, ante la fuerte caída de las ventas minoristas en octubre en Estados Unidos y a la espera de los resultados de la cumbre del Grupo de los Veinte. El índice Dow Jones de Industriales, el más importante de Wall Street, bajó 337,94 puntos (3,82 por ciento), hasta las 8.497,31 unidades, tras una sesión muy volátil en la que llegó a descender un 4,78 por ciento y a subir un 0,99 por ciento. Analistas dijeron, sin embargo, que el mercado no espera que salga nada sustancial de la cumbre del G-20, en la que no participará el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama. Al pesimismo de Wall Street contribuyeron los datos difundidos por el Departamento de Comercio, que informó de que las ventas minoristas en Estados Unidos registraron en octubre una reducción sin precedentes del 2,8 por ciento, con caídas en el comercio de automóviles y combustibles. El dato parece apuntar a una contracción sustancial de la economía de EEUU en el cuarto trimestre.
0 comentarios:
Publicar un comentario