Los Ángeles.- Unas 10 mil personas tuvieron que ser desalojadas hoy en el noroeste de Los Ángeles a causa del incendio forestal que castiga esta zona de California, impulsado por fuertes vientos, lo cual ya obligó al alcalde angelino, Antonio Villaraigosa, a declarar estado de emergencia en la ciudad, donde no se descartan apagones.
Luego de arrasar la exclusiva localidad de Montecito, las llamas se extendieron este sábado a la comunidad de Sylmar, donde 165 casas fueron destruidas, más de 5 mil personas tuvieron que abandonar sus hogares y un hombre sufrió quemaduras de gravedad, de acuerdo con informes de los bomberos citados por la televisora CNN.
Cerca de ahí, en el valle de San Fernando, el jefe de bomberos Steve Ruda aseguró que más de 600 remolques quedaron reducidos a cenizas –aunque no hubo reporte de muertos o heridos– y que era “muy probable” una “devastación total” del parque de casas rodantes, muchas de ellas ocupadas por ancianos.
Una situación particularmente dramática se reportó en el hospital Olive View Medical Center, rodeado por las llamas, donde hubo un apagón y tuvieron que ser desalojados más de 200 pacientes, entre ellos varios menores de edad.
Las principales líneas de transmisión eléctrica que abastecen Los Ángeles pasan por el área del incendio, por lo que Villaraigosa adelantó que podrían realizarse cortes de suministro y recomendó a los habitantes de la ciudad que ahorren luz y agua, en previsión de escasez.
Vientos hasta de 120 kilómetros alentaron el fuego
El fuego se propagó con tal rapidez debido a vientos hasta de 120 kilómetros por hora que soplan en la región, como suele pasar a finales de otoño, y a la grave sequía que afecta California desde hace dos años.
Lejos de reducirse, el incendio se expande con velocidad y ya alcanzó los comunidades de Yorbalinda, Corona y Brea, ubicadas en el sureste de Los Ángeles, donde ha destruido al menos cinco casas y alterado seriamente la circulación vehicular en las cinco grandes autopistas que llevan hacia Los Ángeles.
Por su parte, el jefe adjunto de la policía angelina, Michael Moore, advirtió que las llamas avanzan “más rápido de lo que se puede correr”, por lo que pidió a la gente no esperar a ver qué sucede y abandonar sus casas de inmediato si el incendio está cerca.
El fuego comenzó la noche del jueves por razones desconocidas, y hasta la tarde del sábado había devastado más de mil hectáreas de bosque y dejado 13 heridos, a pesar de que cientos de bomberos de todo el estado trabajan para controlarlo, apoyados por camiones, excavadoras, helicópteros y aviones cisterna.
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