Las mujeres que aumentan mucho de peso durante el embarazo no sólo tendrían bebes más grandes, sino también hijos adolescentes más gordos.
Un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard estudió a casi 12.000 niños y adolescentes y halló que los hijos de las mujeres que habían engordado más de lo recomendado en el embarazo eran un 42 por ciento más propensos a ser obesos.
El riesgo era independiente de otros factores analizados, como el peso materno previo al embarazo, los ingresos familiares y la educación de los padres.
Algunos estudios previos asociaron el aumento excesivo del peso materno en el embarazo con un mayor riesgo de obesidad en los hijos.
Los últimos resultados demuestran que el entorno fetal tendría un "efecto sostenido" sobre la regulación del peso infantil, precisó el equipo de la doctora Emily Oken en la revista Obstetrics & Gynecology.
El estudio, según afirmaron los autores, destaca la importancia de llegar al embarazo con un peso saludable y sólo engordar lo recomendado.
En Estados Unidos, el Instituto de Medicina (IOM, por sus siglas en inglés) sugiere que las mujeres con peso normal aumenten entre 11 y 14 kilos durante el embarazo.
Las mujeres con sobrepeso deben engordar menos (entre 7 y 11 kilos) y aquellas con bajo peso antes del embarazo tienen que aumentar entre 13 y 18 kilos.
El nuevo estudio incluyó a 11.994 niños de entre 9 y 14 años, hijos de mujeres participantes del Nurses Health Study II, una investigación de largo plazo sobre la salud de enfermeras en todo Estados Unidos. El 6,5 por ciento de los niños era obeso.
El equipo halló que cuando las madres superaban el peso recomendado en las guías del IOM para el embarazo, sus hijos tendían a ser más gordos.
A diferencia de los hijos de las mujeres que cumplieron con las guías del IOM, los bebés de las mujeres que habían aumentado mucho su peso eran un 42 por ciento más propensos a ser obesos entre los 9 y 14 años.
El equipo sospecha que los kilos de más en el embarazo afectan el desarrollo fetal de manera que aumentan la sensibilidad infantil al aumento de peso.
Estudios sobre animales demostraron que el exceso de alimentación en el embarazo altera la expresión de genes que regulan la grasa en los bebés y los centros de control del apetito en el cerebro.
Un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard estudió a casi 12.000 niños y adolescentes y halló que los hijos de las mujeres que habían engordado más de lo recomendado en el embarazo eran un 42 por ciento más propensos a ser obesos.
El riesgo era independiente de otros factores analizados, como el peso materno previo al embarazo, los ingresos familiares y la educación de los padres.
Algunos estudios previos asociaron el aumento excesivo del peso materno en el embarazo con un mayor riesgo de obesidad en los hijos.
Los últimos resultados demuestran que el entorno fetal tendría un "efecto sostenido" sobre la regulación del peso infantil, precisó el equipo de la doctora Emily Oken en la revista Obstetrics & Gynecology.
El estudio, según afirmaron los autores, destaca la importancia de llegar al embarazo con un peso saludable y sólo engordar lo recomendado.
En Estados Unidos, el Instituto de Medicina (IOM, por sus siglas en inglés) sugiere que las mujeres con peso normal aumenten entre 11 y 14 kilos durante el embarazo.
Las mujeres con sobrepeso deben engordar menos (entre 7 y 11 kilos) y aquellas con bajo peso antes del embarazo tienen que aumentar entre 13 y 18 kilos.
El nuevo estudio incluyó a 11.994 niños de entre 9 y 14 años, hijos de mujeres participantes del Nurses Health Study II, una investigación de largo plazo sobre la salud de enfermeras en todo Estados Unidos. El 6,5 por ciento de los niños era obeso.
El equipo halló que cuando las madres superaban el peso recomendado en las guías del IOM para el embarazo, sus hijos tendían a ser más gordos.
A diferencia de los hijos de las mujeres que cumplieron con las guías del IOM, los bebés de las mujeres que habían aumentado mucho su peso eran un 42 por ciento más propensos a ser obesos entre los 9 y 14 años.
El equipo sospecha que los kilos de más en el embarazo afectan el desarrollo fetal de manera que aumentan la sensibilidad infantil al aumento de peso.
Estudios sobre animales demostraron que el exceso de alimentación en el embarazo altera la expresión de genes que regulan la grasa en los bebés y los centros de control del apetito en el cerebro.
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